¿Cómo evitamos que las visitas de los jugadores se reduzcan lo máximo posible y se
deban solo a eventos fortuitos dados por el lance del juego?
Como fisioterapeutas no solo debemos de encargarnos de dar el mejor servicio posible en la
camilla de fisio, sino que también debemos evitar al máximo la visita de esta. Es por ello que
nuestro principal papel, a parte de la actuación, es la prevención.
En la prevención, como profesionales sanitarios músculo-esqueléticos, hemos de intentar
enseñar a los jugadores unas series de pautas mínimas para realizar un trabajo de
compensación y evitar las posibles lesiones. El fútbol no es sólo calzarse unas botas y
ponerse a correr tras un balón. Esa parte es esencial, si, pero también lo es tener nuestra
maquinaria corporal lo mejor engrasada para poder desempeñar dicha función.
Hemos de saber explicar cuál es el trabajo principal a desarrollar que es individual a cada
deporte, en este caso fútbol, y además de cuál es el trabajo secundario o de compensación
necesario que quedará tildado bajo el nombre de “musculación”.
Una vez que se consigue hacer entender que se ha de trabajar la base de los diferentes grupos
musculares, véase “core”, “pierna”, “torso”… Lo ideal es buscar ejercicios dentro de la
musculación que puedan verse fácilmente extrapolables a nuestro deporte; el fútbol. Además
de mirar ejercicios que nos permitan disociar los diferentes segmentos corporales (la mítica
relación cadera-lumbar por ejemplo) para así hacer conscientes a los jugadores de las partes
del cuerpo que tienen, cómo se mueven y cómo las podemos explotar al máximo para
sacarles así el máximo rendimiento.
De esta forma, con tiempo, aplicando una buena base, enseñando bien las cosas, nos
aseguraremos de las menores visitas posibles a la camilla, al no ser que la suerte no haya
estado de nuestro lado y hayamos caído lesionados en la práctica de nuestro deporte.